Hoy os traigo una historia curiosa sobre el emblema de Louis Vuitton qué ademas cumple 120 primaveras sin dejar de reinventarse cada día. Curiosidades para muchas admiradoras de la firma. No conocía la historia y me ha parecido interesante compartirla.
Qué historia tan maravillosa la del Monogram, nacido del amor de un hijo, Georges, que quería rendir homenaje al talento de su padre, Louis Vuitton. Este sugerente diseño salió a la luz en 1896, inspirado en los azulejos de la localidad francesa de Gien, con sus flores de cuatro pétalos que decoraban las cocinas de la casa familiar en Asnières (cerca de París). En este amuleto figurativo, Georges añadió las iniciales del fundador, un «LV» entremezclado, como una promesa de corazón y un vínculo indefectible que uniría a las generaciones venideras. Desde hace más de un siglo, el Monogram perdura en el tiempo con una eterna juventud y se ha hecho famoso en el mundo entero por la modernidad de su grafismo. Convertido en símbolo de excelencia, refleja un saber hacer francés único que encontramos en las creaciones de la Maison. Con el mismo vigor de siempre, sigue aventurándose por todo tipo de exploraciones. A caballo entre clasicismo e imaginación, no deja de maravillar traspasando las fronteras del motivo y seducirnos con su genuina lona. A mí personalmente me seduce sí o sí.
¿Conocías la historia del Monogram de Louis Vuitton?
